Alberto Savorana viaja por el mundo con una sola finalidad: dar a conocer la biografía de un sacerdote que ha humanizado a propios y extraños
El periodista italiano Alberto Savorana llegó al País en la víspera del aniversario 206 de la Independencia de México, un día antes de la presentación de la biografía del sacerdote Luigi Giussani, fundador del movimiento católico Comunión y Liberación, la cual se efectuó en el World Trade Center el 16 de septiembre.
Savorana, licenciado en historia y filosofía por la Universidad de Bolonia y quien ha trabajado para la cadena RAI en Nueva York, ahora viaja por todo el mundo presentando la Vita di don Giussani, publicada originalmente por la editorial Rizzoli de Milán y traducida más tarde por Ediciones Encuentro de Madrid.

El historiador avecindado en el periodismo desde 1987 admite que no cuenta con redes sociales, y quizá no las necesite ya que está en el centro de uno de los movimientos eclesiales más grandes de la Iglesia católica. Comunión y Liberación, conocido por las siglas CL, está presente en más de 80 países y cuenta con aproximadamente 65 mil miembros inscritos en la fraternidad en todo el mundo, sin contar a aquellas personas afines que no han formalizado su adhesión. Una muestra de su convocatoria se vio en una audiencia que en 2015 le concedió el Papa Francisco al movimiento y sus integrantes abarrotaron la Plaza de San Pedro para escucharlo. El de esa ocasión no fue un discurso agradable para CL, ya que el sucesor de Pedro reclamó a los ‘ciellini’ que dejaran de fijarse en sí mismos y se centraran en Cristo. CL había estado antes del pontificado de Francisco en el centro de la curia romana, ya que su fundador era muy cercano a Juan Pablo II y a Benedicto XVI; incluso este último siendo cardenal, y a pocos meses de ser elegido Papa, ofició el funeral de Giussani. Contrario a lo que se pudiera pensar tras este episodio, CL ha sido uno de los movimientos que más ha defendido el pontificado del argentino, el cual enfrenta serias críticas del ala dura del catolicismo por su actitud de apertura hacia la comunión a los divorciados vueltos a casar. Curiosamente, CL vio el llamado de atención como la corrección que un padre da a un hijo con la intención de que no pierda el camino.
Ahora Savorana llega a México con la esperanza de que Giussani sea conocido en una tierra en donde domina un tipo de catolicismo que a veces es excluyente y otras tantas indolente a problemas sociales, pero que invariablemente es fervoroso.
Entrevistado en un hotel cercano al recinto donde presentará su libro, Savorana admite que no conoce el País, pero con ayuda de César, un contador público que es miembro de CL y domina bien el italiano, el periodista me cuenta que los problemas de México y de Italia nos son demasiado diferentes, sobre todo en lo que concierne a la religión.
El autor sabe que al momento de su arribo al País se debate en México una iniciativa del Presiente Enrique Peña que busca legalizar las uniones entre personas del mismo sexo, lo que ha generado un rechazo enérgico por parte de grupos conservadores que han encabezado marchas multitudinarias en diversos estados. También sabe de la violencia que desangra al País.
Cuestionado sobre la actitud que asumen los católicos frente a las personas LGBT, Savorana afirma no estar autorizado para dar una respuesta, sin embargo, aventura una explicación para comprender los problemas de convivencia y violencia.
«Por lo que he podido ver es una situación parecida a la que vivimos en Italia y en otros países, con problemáticas que se refieren a las personas, al trabajo, a la vida de las personas. Y también aquí me parece que hay personas que están en la búsqueda de un camino, en un momento de crisis que se refiere a todos los niveles de la vida personal, pública, y por lo tanto me parece que todos estamos en algún modo obligados a interrogarnos sobre los problemas de fondo, que se refieren a una posibilidad de la vida pacífica, de una convivencia, de una posibilidad del diálogo y de encuentro por un bien común que se puede construir solamente juntos. Si uno se atrinchera solamente sobre sus propias posiciones solamente se aumentan los problemas», declara Savorana con parsimonia, pero con la firmeza de quien se sabe afincado en una certeza.
Pongo sobre la mesa la crisis que atraviesa la Iglesia en México, le hablo de la pérdida de creyentes y de las actitudes de desprecio y falta de caridad que muchos asumen ante quienes no piensan como ellos. Savorana no se muestra sorprendido ante el planteamiento y afirma que tiene una referencia del problema, ya que estas circunstancias también golpearon a Italia entre los años 50 y 60, lo que condujo a la pérdida de la fe en su país. Aventura, siguiendo a Giussani, que lo que ha entrado en crisis es el deseo de justicia, de bondad y de belleza, que es esto lo que se ha perdido, lo que se ha derrumbado y que la forma de superar esta circunstancia es a través de la educación, pero no entendida como instrucción escolar, aunque también la implica, sino como una revalorización de lo específicamente humano.
«Lo que Giussani llamaba las evidencias, que se refiere a un complejo de deseos, de exigencias, de belleza, de felicidad, de justicia, de bondad, de felicidad, que constituyen al hombre, eso es lo que ha ido en crisis, sería una ilusión pensar que a esta crisis se puede responder sólo con leyes, con reclamos morales, es mejor una ley justa que una ley equivocada y mejor un reclamo moral que no exista nada, pero esto no es suficiente porque lo que está en crisis es la estructura fundamental del hombre que ya no es capaz de reconocer últimamente lo que ve, lo que falta, lo que es bello, lo que es justo, lo que es injusto y esto solamente puede producirlo la educación en el tiempo, poner a las personas en las condiciones de descubrir esos fundamentos de la vida porque no hay un reclamo al respeto por el otro, si uno no comienza a percibirse a sí mismo dotado de un valor y se ha hecho experiencia de haber sido tratado de ese modo, sin esto se pueden intentar otros remedios, pero no creo que tengamos una solución», afirma Savorana mientras expone al borde de su sillón.
El periodista también habla de recuperar el diálogo y evitar el orgullo a la hora de tratar de encarar los problemas sociales que aquejan al País. Savorana afirma que ha podido atestiguar que la renovación del catolicismo introducida por Giussani ha favorecido a la sociedad italiana y a otras sociedades en donde CL tiene presencia, pero evita decir que él o los miembros de su comunidad tienen la solución para todos los problemas, lo cual lo considera presuntuoso y que históricamente se ha visto que ha traído más daños que remedios para quienes así lo han considerado.
«México es un país profundamente católico, como Italia hasta los años 50 y 60, sin embargo allí tampoco bastaron las leyes justas y los reclamos morales para que la sociedad permaneciera unida. Estamos como regresando al inicio de todo, en donde la experiencia positiva de un bien puede permitir tomar una relación. Probablemente ahorita estamos en una situación más favorable porque la crisis nos ha vuelto de algún modo más humildes y menos presuntuosos, porque, ¿quién puede decir, en Italia o en México, esta es la solución para la crisis, esta es la varita mágica? Sería demasiado presuntuoso. Y entonces si no somos presuntuosos podemos descubrir las cosas fundamentales, que, me parece, es que el otro es un bien para mi, para la sociedad, tú eres esencial para el camino humano de mi vida, del trabajo, de la sociedad. Y así podría iniciar lo que el Papa no se cansa de reclamarnos, es decir, un encuentro en el diálogo, sin considerar a los otros para nada no se construye, porque en todos está un deseo de bien, también si está escondido. Ser útil en algún modo en la propia familia, la propia sociedad, y entonces con paciencia retomar esta consciencia, que el otro no es ante todo alguien de quién aprovecharse, o de molestar o de eliminar, sino que al contrario, esto tal vez podría hacernos tomar un camino positivo y retomar una solución».
Sumisión o liberación
Comunión y Liberación pueden ser dos términos que resulten contradictorios cuando se habla de religión, sobre todo cuando se ve el modo de operar a ciertos grupos fundamentalistas, como el Estado Islámico, en donde la persona queda disuelta dentro de una gran estructura de poder. Para Savorana no hay oposición en los conceptos que dan identidad a su movimiento, ya que el cristianismo se propuso a sí mismo como un instrumento de liberación desde sus orígenes, pero no del estilo que se esperaba en la época. Jesucristo, afirma Savorana, no era un libertador del tipo de Miguel Hidalgo o Simón Bolívar, sino alguien que podría liberar del mal físico y moral y dar una esperanza.
«El problema es que por mucho tiempo el cristianismo ha sido identificado con esta imagen de una religión que tiene en algún modo miedo de esta libertad, sin embargo, el cristianismo ha nacido como una estima profunda por la libertad del hombre, porque sin libertad no es posible aceptar la libertad, sería, de hecho una imposición, una opresión, y entonces es verdadero que en Italia, cuando el nombre nació, inmediatamente después de 1968, el año de la gran revolución juvenil de la sociedad, fue una gran sorpresa porque parecían términos contradictorios Comunión y Liberación, pero en realidad son profundamente unitarios porque cuando nace el movimiento en el 68, los jóvenes que estaban con don Giussani y al inicio de este movimiento decían a sus amigos universitarios, que ocupaban las universidades: también nosotros, como ustedes, queremos la liberación, queremos algo bello, queremos liberar a las personas de la opresión, de la injusticia social, pero nosotros sabemos que no es una revolución violenta, que no es la fuerza del hombre la que puede obtener esta liberación, es una comunión, es decir, reencontrarse las personas que reconocen que su liberación no es fruto de las manos del hombre, sino es un don que Dios ha hecho a través de Jesucristo y que nosotros reconocemos todo el deseo de liberación que hay en cada hombre».
Con intelectuales
Alberto Savorana presentó la biografía de Giussani ante unas 300 personas, entre las que acudieron el titular de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, Arturo Manuel Díaz de León, y el Arzobispo de Morelia.
Al autor lo acompañaron en el evento el filósofo Guillermo Hurtado, y el escritor y columnista Sergio González Rodríguez.
https://www.pscp.tv/VictorVorrath/1yNGankbVBjJj
Para Hurtado, doctor en filosofía por la Universidad de Oxford y quien dirigiera el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Giussani valora las preguntas últimas que tocan en lo profundo a cada hombre y el movimiento que fundó está lejos de ser un catolicismo «rancio» que a nadie interesa, además de que se alejó de tendencias de la extrema derecha que chocaron con los movimientos estudiantiles que se gestaron en los años 60.

«El movimiento de Giussani, que surge en la universidad italiana, ofreció una alternativa a los jóvenes de aquellos años una alternativa que no tuvimos en México. En México también, como en Italia, la universidad pública fue tomada por grupos de izquierda que pretendían expulsar el catolicismo. La respuesta en México a esos movimientos agresivos pues también fue violenta, ustedes recordarán el llamado MURO, Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, que era un grupo de golpeadores católicos, ¡háganme el favor!, que querían responder de la misma manera. Giussani trabajó para que la respuesta fuera muy diferente», declaró el filósofo, quien este año publicó Dialéctica del Naufragio en el Fondo de Cultura Económica, un libro en donde narra la crisis de su ateísmo y su paso al agnosticismo.

Por su parte, González Rodríguez valoró el esfuerzo de Giussani por armonizar fe y razón y posteriormente hizo notar que las contradicciones de la sociedad mexicana derivan del choque de una sociedad mayoritariamente católica dentro de un Estado laico.
«Hay una compenetración muy clara en la propuesta de Luigi Giussani en torno a la relación entre razón y fe», dijo el autor de Huesos en el Desierto para luego afirmar que en México el 80 por ciento de su población es católica.
«Esto es muy importante recordarlo porque el sector social está en un Estado laico, tenemos un estado laico en términos constitucionales, pero nadie piensa en la relación de un Estado laico con una sociedad mayoritariamente creyente, y aquí entran en acción las contradicciones que vemos todos los días en la sociedad. Tiene que avanzarse en una consideración, en una toma de conciencia profunda, de este problema cultural, histórico, de fondo, porque de otra manera estamos construyendo sociedades conflictivas, polarizantes, intolerantes».
González Rodríguez añadió que el partidarismo moderno, que deriva en totalitarismos, es lo contrario a la propuesta de Luigi Giussani, que enfatiza el diálogo, el encuentro, el debate y la comprensión.

De la belleza a la fe
Savorana narró en una de sus intervenciones una anécdota que aparece en la biografía que escribió y que marca el espíritu que motivaba a Luigi Giussani. En una ocasión sostuvo un encuentro con un muchacho que renegaba de la religión y que citó un pasaje de la Divina Comedia en donde el gigante Capaneo, que está en el Infierno, reta a Dios y el dice «tú no puedes evitar que te maldiga y yo te maldigo». Como el joven asumía esta postura beligerante, Giussani lo provocó diciéndole: «¿disculpe, este infinito que usted maldice, ¿no sería todavía más grande amarlo?». Tras este episodio, el joven volvió al poco tiempo a la Iglesia.
No hay comunicación de la verdad que no pase por la libertad del hombre, la adhesión al cristianismo puede ser sola y únicamente libre, porque este es el método que Dios ha elegido, desde que llamó a un hombre en el desierto, que se llamaba Abraham, haciéndole una promesa y dejándolo en la libertad de adherirse.
Alberto Savorana
Historiador italiano y periodista