Vicente Leñero es muy conocido por su actividad periodística y literaria, incluso por su formación ingenieril. Fue novelista y dramaturgo, además de agudo reportero y entrevistador excepcional. Esos roles le ganaron un merecido sitio en las letras mexicanas, como señaló Juan Villoro en su funeral.
Esta peculiaridad la detalla el libro Los Católicos, publicado por Proceso, revista que fundó y dirigió con Julio Scherer después del golpe al diario Excélsior, que Leñero relató en Los periodistas.

Para Sabina Berman, la religiosidad de Leñero era el aspecto más subversivo de su personalidad.
«Leñero ha sido católico y de izquierda en medio y contra todo eso. Su catolicismo verdadero a mí me parece el rasgo más subversivo de Leñero», afirmó en una entrevista concedida al periodista Maurilio Soto.
Los Católicos alude a un grupo de amigos y familiares de Leñero y su esposa Estela Franco que se reunieron bimestralmente a lo largo de 15 años con un solo objetivo: hablar de Dios. Cabe decir que entre los invitados a estas reuniones estuvieron los escritores Javier Sicilia e Ignacio Solares y que no solamente acudían católicos, sino también agnósticos y ateos.
UN CATOLICISMO PRÁCTICO
En el libro, Estela reseña algunas características de la religiosidad de Leñero; por ejemplo, dice que él vivía su fe de modo práctico, más que recitando discursos.
«Diría que la religiosidad de Vicente se reflejaba en el actuar. Cómo dijo Jesús: en sus actos los conoceréis. Y él era puntual en eso. Así reflejaba su amor a Dios y era su forma de dar testimonio no daba cátedra o sermones, ni siquiera en la casa. Él llevaba una vida cristiana pero no lo manifestaba verbalmente. Decía, muy curioso, «yo escribo para no hablar»».
Otro gesto eminentemente cristiano que caracterizaba a Leñero era su capacidad de perdonar, incluso a quienes «se habían portado muy mal con él», añade Estela.
Tal fue el caso del poeta Javier Sicilia, quien cuando era joven tenía la encomienda de entrevistar a Leñero sobre su libro El evangelio de Lucas Gavilán, obra que le desagradaba. La entrevista la acordaron en el departamento editorial la dirección de Difusión Cultural de la UNAM. Allí, junto a Graciela Carminatti, entrevistaría a Leñero.
«Con la soberbia de la juventud, la inexperiencia y la imbecilidad, me senté frente a él. Encendí la grabadora y, lejos de entrevistarlo, lo increpé. Aún recuerdo con vergüenza su desconcierto, su bondad para responder a mis improperios y la forma en que me levanté y me fui, dejándolo frente a la grabadora», relata Sicilia.
Años más tarde, Leñero fue entrevistado nuevamente por Sicilia, dejando atrás el agravio. Ambos hicieron una profunda relación de amistad, que solamente puede entenderse desde las convicciones cristianas de ambos.
«Tiempo después le ofrecería la disculpa que le debía y que su amor, su fidelidad al Evangelio, perdonó desde el principio», escribió Sicilia en Los Católicos.
Otra de las cualidades de Leñero fue su generosidad, que además de manifestarse en el perdón, se evidenció en su disponibilidad para atender necesidades de personas que lo buscaban, como revisar escritos o dar talleres sin cobrar. Además, era sensible al dolor de los demás, señala Estela Franco.
ANTICLERICAL, PERO NO ANTICATÓLICO
Leñero fue muy crítico con el clero fuera y dentro de México. Quizá hoy estamos en mejores condiciones de entender su postura al mirar las medidas y respuesta que ha tomado el Papa Francisco ante, por ejemplo, la pederastia.
Pero Leñero también era crítico del papel que el mismo clero tomaba frente a las mujeres y los laicos, según ha comentado Myrna Ortega, participante en las reuniones de «Los Católicos» y esposa de Ignacio Solares.
Debido a los excesos del clero, es decír, a una expresión del cristianismo poco fiel al Evangelio, Leñero y Estela comenzaron a interesarse por la teología de la liberación, la cual abandonaron posteriormente.
Su postura crítica frente a la iglesia quedó bien expresa por él en una entrevista que le realizó la periodista Silvia Cherem, que se publicó en la Revista de la Universidad de México en 2015.
«También los laicos somos Iglesia católica y tenemos el derecho y la obligación de señalar y denunciar, hasta despotricar, lo que ocurre en nuestra realidad religiosa, incluyendo la sucia política eclesiástica que transita desde el Vaticano hasta nuestros palacios arzobispales», expresó.
IN EXTREMIS
El cáncer de pulmón que sufrió y que finalmente lo llevó a la muerte fue la gran ocasión para vivir la fe, coinciden varios amigos de Leñero.
Su convicción de que al final de esta vida nos espera el abrazo de un Padre bueno puede quedar bien sintetizada en las palabras que le dijo a su hija Mariana poco antes de morir: «yo voy a estar a toda madre, sólo voy a extrañar verlas, pero voy a estar bien. Yo creo en la vida eterna».