Donald Trump lo volvió a hacer. Calificó a la prensa que critica su administración como «el enemigo del pueblo americano».
La reacción no se hizo esperar y más de 300 medios de comunicación estadounidenses, encabezados por el periódico The Boston Globe, publicaron editoriales en defensa de la libertad de prensa bajo el lema «los periodistas no son el enemigo».
La réplica del presidente de Estados Unidos fue simplista: los medios son el partido de oposición. Y afirmó que les van ganando.
La tensión entre los medios de comunicación y el mandatario republicano no son nuevos, como tampoco lo es su agresividad frente a determinados interlocutores.
La polémica originada por su declaración hace que la sociedad se pregunte por la finalidad de los medios de comunicación en la vida de una nación.
Para quienes somos periodistas, la función del periodismo es un tema familiar, pues esto se enseña en los estudios universitarios, sin embargo, mucha gente no tiene claro este aspecto.
Las teorías para explicar la función social del periodismo son muchas. Hay teóricos que afirman que el periodismo es, como piensa Trump, un actor político que entrará en conflicto con el poder legalmente establecido. También hay quienes consideran que el periodismo crítico debe existir para garantizar la democracia de un país, ya que aporta herramientas para entender el presente.
Aunque podríamos citar aquí muchas teorías interesantes, lo que quiero señalar son algunos aspectos notables de la actividad comunicativa desde la mirada humana de uno de los más notables comunicadores de esta época: el Papa Francisco.
Siendo arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio tuvo un encuentro con la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas y allí resaltó el valor del periodismo y los medios de comunicación, el cual vale la pena recordar.
Bergoglio afirma que sobre todo, la comunicación es un acontecimiento profundamente humano.
«Comunicar es mucho más que distribuir noticias. Comunicar es la acción de poner algo en común; la comunicación humana entraña establecer vínculos entre las personas. La comunicación social comienza en personas concretas y se dirige a otras personas también concretas y, al establecer relaciones entre ellas, va formando el tejido social sobre el que se construye la vida de la comunidad».
Enfatiza que la comunicación tiene como meta la búsqueda de la verdad y puede ayudarnos a ser más plenamente humanos o, por el contrario, envilecernos, sobre todo si se entiende que a través de los medios de comunicación se gestan cambios culturales.
«Los periodistas se presentan siempre ante la sociedad como «buscadores de la verdad». Quien ama y busca la verdad no permite que se la convierta en mercancía y no deja que se la tergiverse o se la oculte. Además, quien realmente se interesa por la verdad está siempre atento a las reacciones de quienes reciben la información, procura el diálogo, el punto de vista diferente».
Bergoglio reconoce que la labor periodística tiene que asumir el desafío de denunciar la alteración de la realidad pues busca la verdad, y con ello implícitamente el bien.
«Cuando lo que se busca es la verdad entonces también necesariamente se buscará el bien. La verdad y el bien se potencian entre sí. Cuando realmente se busca la verdad se lo hace para el bien. No se busca la verdad para dividir, enfrentar, agredir, descalificar, desintegrar. Sin duda la publicación de algunas verdades puede generar reacciones y conflictos no menores, pero el buen comunicador no actúa para generar ese conflicto o esa reacción, sino para ser fiel a su vocación y a su conciencia».
Añade que en este mundo de la comunicación se siembra para un futuro de comunión o de desencuentros.
«El que busca la verdad es humilde; sabe que es difícil hallarla y sabe también que es más difícil encontrarla cuando uno la busca en soledad. La verdad se encuentra con otros. La verdad se anuncia con otros. Así como falsificar la verdad nos aísla, nos separa, nos enfrenta; buscarla nos une, nos acerca, nos aproxima; y encontrarla nos llena de alegría y nos hermana».
Desde esta comprensión del fenómeno comunicativo queda clara la importancia de los periodistas, quienes no deberíamos ser considerados como enemigos.