Carlos Castillo López es director editorial de la revista Bien Común de la Fundación Rafael Preciado. Su actividad se orienta al análisis político, el periodismo y las humanidades. Colabora con la oficina de Montevideo de la Fundación Konrad Adenauer para la plataforma de noticias digitales Diálogo Político. Simpatizante del Partido Acción Nacional, al que perteneció su padre Carlos Castillo Peraza, ha manifestado una postura crítica hacia el reciente proceso electoral, tanto al interior del partido como respecto del presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Conversamos con él para conocer su diagnóstico del contexto político que vivimos y de los desafíos que deberán asumir la oposición y la sociedad civil.
¿Cómo evalúas el momento político que estamos viviendo? Por una parte hay entusiasmo en un amplio sector de la sociedad por el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, pero por otra parte hay una preocupación por la falta de contrapesos políticos que nos lleva a pensar que el PRI se ha reeditado en Morena. ¿Qué desafíos ves para la sociedad civil?
Es un momento complejo porque no terminamos de establecer, de formalizar, un sistema democrático, como bien dices, de contrapesos de instituciones que sean invulnerables a la tentación centralista, que creo que es la que viene en este momento con el amplio y holgado triunfo de Andrés Manuel. Y eso, me parece, puede tornarse en una situación de riesgo. ¿A qué me refiero con riesgo? A que esta tentación centralista de concentración de poder puede terminar en esta frase de que el poder no se auto contiene; el poder hay que contenerlo.
Estamos sin contrapesos sólidos, sin partidos o con los partidos reducidos prácticamente a su mínima expresión (los partidos de oposición), con una sociedad civil que si bien ha tenido un papel destacado en los últimos años, todavía no le alcanza para fungir como un contrapeso establecido y sólido, con un Congreso que está prácticamente por decisión del electorado entregado en su gran mayoría a un solo partido, con unos congresos estatales que están en la misma situación. Al ver esto sí puede existir una tentación de concentración de poder que puede dañar mucho a la democracia, entonces creo que el momento político exige, sobre todo de la oposición, una gran altura de miras, una gran concepción de contrapeso en este escenario. A mí no me queda del todo claro que la oposición esté entendiendo eso.
Yo creo que la oposición está tratando de encontrar su lugar minoritario y los partidos están recomponiendo fuerzas internamente después de un mare magnum que les vino encima. Y no veo esa certeza de que tienen que ser un fiel de la balanza que verdaderamente se convierta en dique frente a cualquier tentación autoritaria o de centralismo excesivo que pueda existir en el futuro inmediato, estamos hablando de meses. A mí esa situación me preocupa bastante.
¿Frente a la ideología nacionalista que hoy cobra auge hay alguna posibilidad para el humanismo político?
Yo creo que este debe ser el momento del humanismo políti en un país con problemas de seguridad, desigualdad, acceso a la salud. Yo creo que el humanismo político tiene mucho que aportar, desde sus valores, desde sus principios fundacionales, desde sus principios angulares.
¿Qué otro principio más apto para enfrentar el siglo XXI mexicano que la dignidad de la persona humana? Si un partido político puede entender a plenitud la importancia que tiene ese principio y traducirlo en acciones prácticas puede ser una opción verdaderamente atractiva para el electorado. Un partido que pueda traducir en términos prácticos los principios de solidaridad y subsidiariedad puede tener propuestas y práctica de gobierno sumamente atractiva y eficiente.
El problema es que los partidos no están pensando eso. Los partidos están en retirada de su plano ideológico, y eso no sólo en México, eso creo que pasa prácticamente en todas las democracias occidentales. No en todas, pero prácticamente en todas. Los partidos no están teniendo claridad sobre cómo aplicar esos principios a lo cotidiano, ya ni siquiera los enuncian porque saben que no son atractivos per se, pero tampoco tienen la capacidad de traducir esos principios en cosas prácticas.
Entonces cuando tú hablas del ingreso básico universal y te dicen ‘eres un populista’, entonces se trata de tener la capacidad de aterrizar eso desde un plano ideológico, pero no puedes. Entonces no te puedes quitar la estampa populista y tampoco puedes defenderlo desde un principio de subsidiariedad.
Ese vacío ideológico, ese abandono de la parte ideológica, humanista, cristiana, sobre todo al PAN, que es el que ha ostentado, el que ha sustentado su acción política en esos principios, pues por supuesto que es al que más le afecta, por supuesto que es el que más padece, y ahí está la prueba del electorado que te castiga, como te castigó en la elección pasada y que por desgracia, a partir de tu incapacidad de traducir estos grandes valores a cosas prácticas.
Parece irónico que el partido que tiene los principios más sólidos y mejor desarrollados sea el que hoy es más es incapaz de aterrizar esos principios en cosas prácticas. Es una pena que teniendo esa herencia de construcción doctrinal, si me apuras de 300 años traducidos o condensados en este humanismo político, seas incapaz de saber qué hacer con ello.
¿Qué papel deberá jugar Acción Nacional en el futuro inmediato?, ¿es hora de volver a los orígenes?, ¿cómo podría hacerse esto sin caer en el cliché de que todo pasado fue mejor?
A mí el volver a los orígenes me suena a los tiempos dorados. Y yo creo que tampoco es la solución. Yo creo que lo que el PAN necesita es volver a sentarse frente a estos principios ideológicos doctrinales, frente a estos valores de praxis democrática y volver a plantear su vida interna a la luz de esos principios.
Cuando el PAN es incapaz de llevar en su práctica interna, ya no digas los principios humanistas, sino los valores democráticos que le dieron vida, pues mucho menos va a poder hablar de temas ideológicos o doctrinales. Ejemplo muy fácil es la elección del candidato presidencial. Se habló de pronto de una fiesta democrática: ‘vamos a votar en la fiesta democrática en donde sólo hay un candidato’. ‘El candidato se apegó a la norma, es legítimo su derecho…’.
En Venezuela se vota y no hay democracia. En el PAN se vota y no hay democracia. Tú no puedes decir que somos demócratas porque vamos a votar. Porque entonces el siglo XX fue absolutamente democrático. El punto es que no había condiciones para que esa democracia fuera en condición de equidad entre los participantes, una serie de valores para llamar algo democrático.
Entonces tú dices, si el padrón del partido no es democrático y es patrimonio de unos cuantos, si la vida interna del partido está cooptada por unos cuantos, si el pluralismo en el partido se reduce a un grupo, donde todos los demás no tienen cabida, perdón, pero no hay democracia, pero hay una ficción. Yo lo escribí en su momento: el PAN está viviendo una ficción democrática, una democracia de nombre.
No está viviendo una práctica democrática como tal. Eso por la parte de la praxis democrática, y luego por la parte de la legitimidad, entonces tú dices ‘tengo legítima aspiración porque la norma me lo permite’. Si tú sabes que esa norma es injusta e inequitativa hacia el adversario interno, y es en lo que te amparas, te estás vistiendo con la norma. Moisés Naím lo dice: «no hay autoridad moral ahí donde sólo te riges por la regla».
Tú tienes que ver un poco más allá, tú sabes que la regla es injusta, eso se llama ética. Eso construye autoridad moral. Entonces, si el PAN no puede vivir su práctica democrática como tal y tampoco puede ejercer su autoridad moral porque está pegado a lo que la norma le dicta, entonces el PAN perdió todo, perdió tanto su autoridad moral de decir yo tengo una praxis democrática y tengo una visión más allá de la ley porque sé que hay algo que está bien, porque sé que hay algo que es lo correcto y eso es lo que busco hacer.
La ley no me permite acuchillarte, pero no dice explícitamente que no puedo meterte el pie, entonces ‘te puedo meter el pie y no hay problema’. Hay que ver más allá. Hay que trabajar sobre los valores, volver a ser vigentes estos valores en lo cotidiano del partido, en la convivencia del partido.
Otro tema que también me interesa mucho es el de la pluralidad. Bajo el estatuto actual, el que gana en el partido la competencia interna gana todo; ergo, el que pierde, pierde todo. Eso no es justo. Para eso inventamos los plurinominales a nivel nacional, para que el que perdiera tuviera representación, tuviera un espacio desde el cual seguir participando.
En el PAN se anuló eso, entonces cómo vas a responder a la sociedad si ni siquiera puedes llevar a la práctica estas mínimas prácticas democráticas. Ya no hablemos de principios de doctrina. Yo decía hace poco que cómo es posible que hables de dignidad humana como gran principio cuando anulas la dignidad de tu oponente. Al anular la dignidad, ¿a qué me refiero? Si al que disiente se le calla o se le relega, si al que opina distinto no se le deja participar, si al que tiene otro proyecto mediante argucias legales se le va arrinconando , perdón, pero estás matando la dignidad de las personas.
Entonces, no me vengas a hablar en el partido de la dignidad humana cuando ni siquiera quienes se oponen a ti internamente pueden ejercer plenamente esa dignidad. Ahí se nos empezó a descomponer, a hacer pedacitos, la doctrina. Bueno, si se nos hizo pedacitos la doctrina y se nos hizo pedacitos la práctica democrática, ¿qué queda? Poder por el poder mismo, el poder como fin. Que es la antítesis de pensar que esto es un medio para un fin mayor. Porque se volvió un fin mayor la obtención del poder, no el para qué quiero el poder.
¿Quiero el poder para mantener prebendas económicas y espacios? Hace seis años dije que el PAN tiene lo peor de cada partido, del PRI y del PRD. Y me llovió. Hoy me doy cuenta que hace seis años que tiene lo peor de cada partido: el corporativismo del PRI y las tribus del PRD. ¿Qué queda de esta praxis democrática que era tu orgullo como partido y de estos valores humanistas que eran el gran paraguas bajo el cual cubrías toda tu actividad política? Perdón, pero queda muy poco. Queda un Consejo Nacional en el que se cita a toso para decir estamos muy bien, preocupados por lo que va a ser del PAN, ¿qué sigue? Votemos. Bravo, cantamos y nos vamos. Por favor, eso no es buscar una solución.
Veo que tienes este interés por los fundamentos del partido y que has escrito varios libros, especialmente dirigidos a los jóvenes panistas, el último es Nuevas cartas para jóvenes panistas. ¿Cuéntanos que te mueve a escribir para quienes entran al partido?
No sólo es para quienes entran al partido, porque creo que el término juventud se aborda desde una perspectiva amplia. En contraste con viejo, que también se aborda en sentido amplio. No se refiere a las edades tanto como a actitudes. Hay quien tiene la inquietud del joven permanente, del joven de edad, hay quien tiene la inquietud de ir más allá, de no conformarse con lo que está escrito, de no conformarse con lo que está dicho, con quien está al frente, de disentir, de proponer, de mirar un poco más allá del horizonte de lo establecido. Para mí, eso es la juventud, versus una vejez que es una conformidad y la conveniencia del statu quo porque ya me instalé ahí y mejor ni le movamos porque así estamos tranquilos. Efraín González Luna tiene una linda frase que dice «nadie que esté sentado sobre lo establecido va a hacer nada para que cambie, porque ya se instaló ahí cómodamente».
Estamos en un momento en el que la tentación de ceder, de calcar prácticas políticas acomodaticias y de atajo está muy vigente, versus, un deber ser que estamos dejando de lado y que es a lo que tenemos que aspirar, sin caer en el cliché de «brega de eternidad», que me aburre y se me hace ocioso porque de tanto sobarlo ya no nos dice nada. Pero sí aspirando a un deber ser, a esta praxis política en donde el poder y el partido es un medio para un fin mayor. Cuando el fin justifica los medios, que Maquiavelo lo dice como cliché, yo creo que debemos recuperar que los medios condicionan el fin. Si tú traicionas los medios vas a pervertir tus fines, y yo creo que el PAN traicionó sus medios y pervirtió sus fines.
Por eso esta decisión de hablarle a la gente inquieta, que no es poca, pero está desorganizada. Por eso esa inquietud: otro PAN es posible, otro México es posible, vamos a ver de qué manera recuperamos este PAN posible que, creo yo, debe tener todavía mucho que aportarle a México.
Es inevitable la pregunta por tu padre, él fue un gran humanista que defendía los principios de la doctrina social cristiana. ¿Cuál es el legado que recibes?, ¿haz hecho tuya la herencia de tu padre?
No lo sé, pero el mayor legado que creo haber recibido es el ejercicio de la libertad. De una libertad seria, responsable, responsable en el sentido de responder por los actos. Cuando uno está hablando aquí de estas cosas y de pronto te dejan de invitar a dar cursos a los estados por las cosas que dices, en vez de quejarte y decir ‘es que ya no me invitan’, pues entiendo que hay una razón y respondo por esos actos.
Uno de los aprendizajes que yo recibí de mi padre fue en 1997 cuando alguna vez lo ayudaba, andaba yo con mi playera del Che Guevara y era asiduo de Coyoacán, y me dijo ayúdame a acomodar mis libros. Había unas cajas, le ayudé a desempacar y en una caja habían obras completas de Lenin, obras completas de Mao, hasta cómo leer al Pato Donald. Vaya, ¡los diez libros que conmovieron al idiota en el Manual del perfecto idiota latinoamericano estaban ahí!
Y yo decía, ¿qué pasa? Y le pregunté, ¿qué onda con tu biblioteca?, ¿qué tú no estabas del otro lado? Y él me dijo algo que me marcó la vida (por supuesto que yo estaba con la democracia cristiana, con el humanismo): «la gran diferencia y la razón por la cual nosotros les ganamos a ellos fue que nosotros los leímos y los estudiamos y ellos ni siquiera se molestaron en ver qué pensamos, por eso ganamos, porque los leímos, los estudiamos y los analizamos».
A mí me quedó esta idea de que hay que leerlos, hay que estudiar. A mí me gusta mucho una frase de Silvio Rodríguez de la canción «Resumen de noticias» que dice «yo he dicho lo mío a tiempo y sonriente» y en este responder por los actos, en este ejercicio de la libertad responsable yo creo que uno debe decir lo suyo a tiempo y sonriente, yo creo que uno tiene que hablar de lo que está mal aunque haya gente a la que le moleste que se hable de lo que está mal, porque además en la situación que vive México y el país no estamos para darnos abrazo autocomplacientes y decir que todo está bien.
Creo que si el PAN no entiende la seriedad de lo que está viviendo va a ser todavía más caótico de lo que ya fue. Entonces, eso es para mí una de las grandes herencias de mi padre, el ejercicio de la libertad responsable.
Hay un libro que se llama Volverás, que es una novelita que estaba escribiendo cuando murió, usa la segunda persona y es como una carta, le hablas a un tú que no existe o que asumes que existe, pero que puede ser cualquiera. En Volverás, ese tú soy yo, por las referencias que hace. Entonces en alguna parte, dice: «ese sentido de la libertad que tan bien conoces y mejor profesas. A mí se me quedó también eso muy grabado.
Ha sido siempre un gozo ejercer la libertad siempre asumiendo las consecuencias de ese ejercicio, pero siempre con la calma de decir ‘se está diciendo lo que tiene que decirse’, quizá no se valore del todo, quizá sí, y siempre con la satisfacción de este mensaje privado de: «gracias por decir lo que muchos pensamos, pero no nos atrevemos a decir». Cuando recibe uno o dos mensajitos de ésos al mes, dices ‘híjole, algo estamos haciendo bien’. Esa es la mejor herencia y la mejor forma de honrar esa memoria, de honrar ese legado.
Tú conoces a Margarita Zavala que encabezó un movimiento independiente que jaló a muchos panistas en el pasado proceso electoral. ¿Tú crees que esto puede ser inicio de un nuevo partido político o el PAN en la circunstancia en la que está tiene futuro?
Yo quiero creer que el PAN en la circunstancia en la que está tiene futuro. Pero ese futuro no puede ser una confianza ciega en que los métodos que se han seguido hasta hoy vayan a construir el PAN del mañana. Yo creo que ese futuro tiene una fecha de caducidad y es el relevo en la dirigencia del partido.
Si ese relevo en la dirigencia del partido acaba siendo la reedición del legado de quienes están hoy al frente del partido yo sí creo que el pan va a tener una escisión fuerte, desagradable, pero necesaria. Porque en este PAN cada vez tienen menos cabida valores, ideas, principios, incluso actores que creo tienen mucho que aportarle a la praxis política en México.
Yo creo que el PAN tiene una cerrazón casi patológica a la sociedad civil, no está sabiendo relacionarse con la sociedad civil, no está sabiendo vincularse, no sabe entender el nuevo rol de la sociedad civil y cómo el PAN ya no va a ser un actor de primera línea en el mapa político, sino que tiene que ser un actor hombro con hombro con la sociedad civil en el nuevo mapa político.
A los partidos políticos, al PAN, ya no les alcanza solos, tienen que encontrar su nueva relación con la sociedad civil y el PAN no está sabiendo hacer esto. El PAN organizaba grandes eventos que eran paja, donde no había una vinculación real con la sociedad civil, porque lo que haces en campaña es para promoción, no es un trabajo programático. El PAN, si no ha empezado hoy, si no empezó el 2 de julio a ver cómo iba a ser su nueva relación con la sociedad civil, en dos años va a decir que está de la mano con ella, pero ya va a ser otra vez en campaña.
El PAN tiene que comenzar a trazar su nuevo papel en el mapa político de la mano de la sociedad civil, no al frente, no atrás, y tiene que entender en qué momento la sociedad civil va a tener que ir al frente. Por ejemplo en la Coparmex un grupo de gente está organizando una recolección de firmas para una modificación al artículo 102 de la Constitución, con el tema de la Fiscalía.
¿Dónde está el PAN?, ¿por qué no está reuniendo firmas?, ¿por qué no está apoyando estas ideas?, ¿por qué no apoyó la recolección de firmas para la Tres de Tres? El PAN tiene que entender que hay iniciativas en las que no irá al frente, sino atrás, empujando, y habrá veces en las que le tocará en el frente. Pero deberá tener la humildad, la sabiduría y la altura de miras, la lectura del signo de su tiempo para entender que ya no es el que va a ir adelante con la bandera, que habrá ocasiones en las que tendrá que ir adelante y en las que le toque ir atrás y que ambos lugares están bien.
El PAN tiene que entender que sus cuadros ya no le van a alcanzar para presentar a lo mejor que tiene la sociedad en las candidaturas. Hay un frente ciudadano, ¿y por qué el candidato no fue un ciudadano?, ¿por qué obstinarnos en que todo tiene que salir de adentro y adentro está cerrado y no se le permite entrar a nadie? Perdón, pero esa endogamia va a acabar en canibalismo y el canibalismo acaba cuando sólo quedan dos y dicen: «ya no nos comemos entre nosotros, eh».
Si el PAN no entiende que su vinculación con los temas de la sociedad y con los perfiles de la sociedad son absolutamente necesarios, no sólo para renovar las estrategias del PAN, sino para meter nuevas ideas, nuevas estrategias, nuevos rostros, nueva gente que tenga ganas de participar a través del partido y ante la cual el partido tiene que estar abierto. Ya no te alcanza con el solo PAN. Te cerraste tanto que afuera se está quedando lo mejor. Si surge alguien que dice: aquí sí estamos abiertos y son bienvenidos, no van a ser pocos los que digan aquí ya no tengo nada qué hacer. Estamos hablando de perfiles y en esto que dices de Margarita hay perfiles que crecieron en la práctica de partido, en la vida partidista y que hoy ya no tienen cabida. ¿Qué hace es agente? Es gente que por su convicción ideológica no te va a decir ‘me voy a Morena o me voy al PRD’.
Hay quien se ha ido a Morena…
Pero, repito, la gente con solidez ideológica y con congruencia doctrinaria le va a costar mucho más irse a Morena. Para quien se dedique a estudiar a fondo la doctrina, pero no es capaz de llevarla a la práctica sí es muy fácil decir «tengo estos principios, pero si quieres que tenga otros me pongo otros.
Para esta gente que de verdad no se puede ver en un movimiento como Morena, que se abra una opción que diga «aquí sí tienes cabida porque aquí sí vamos a fundar instituciones, que no es ni remotamente ajeno a la vocación panista, entonces a partir de que se abren las candidaturas independientes, la posibilidad de crear nuevas fuerzas políticas, el PAN perdió el monopolio de la praxis de ciertos valores, de la enunciación de ciertos principios.
Al perder ese monopolio hay que entender que si sigue siendo como Telmex en los 80, una empresa cerrada, va a llegar la competencia que va a decir: «aquí damos tarifas más baratas», aquí hay mejor servicio, aquí puedes venir a practicar lo que en otros lados no tiene cabida.
Ojo, PAN, porque ya los independientes empezaron a quitar votos. Está el futuro Alcalde de San Pedro Garza, Miguel Treviño, perfilazo que no encontró cabida en el PAN. Se lazó como independiente y ganó. Ahí ya hay signos de que el panista sí voltea a ver otra opción, porque dice «ahí hay principios, ahí hay valores, ahí se sabe hacer; perdón PAN, si tú no me estás dando eso, yo no soy rebaño». El panista tradicional vota libre, no es rebaño, no es clientela, no tiene dueño. Ojo con esas características a las que sí puede voltear a ver otra opción política.
¿Crees que esta crisis que está atravesando el PAN ya se había repetido antes o es inédita?
Creo que es inédita porque en crisis anteriores, de rupturas dolorosas, de otras circunstancias, había siempre algo que permanecía y era la ilegitimidad de los de enfrente, es decir, en las crisis de los 70, 80, 90, siempre prevaleció que los de enfrente, los del PRI, sobre todo, no tenían legitimidad, es decir, había fraude, no había condiciones para tener una vida democrática, equitativa, una serie de condiciones que deslegitimaban al otro. Hoy, el ganador es legítimo, absolutamente legítimo. Entonces eso te pone en otra lógica. El PRI de los 70 y 80 no era legítimo.
Si empezamos a leer en clave del siglo XX lo que está pasando en el siglo XXI no vamos a llegar nada o a conclusiones erróneas. Yo creo que hay que entender a profundidad la realidad que estamos viviendo en este siglo XXI, la influencia de ciertos fenómenos que están afectando la política en México, las estrategias globales que están siguiendo ciertos actores que han encontrado las vulnerabilidades de la democracia y se han colado por ellas y responder a eso. El PAN nunca había tenido tan poca voluntad de repensarse a sí mismo. Siempre tras una crisis fuerte en el pasado, el PAN se repensaba de tal modo que salía un gran documento, un gran perfil, que abanderaba una gran época del partido. Hoy no hay eso y no creo que lo vaya a haber, ¿porque quién nos puede dar hoy un cambio democrático?, ¿quién nos puede dar hoy un liderazgo como el de Clouthier?, ¿quién nos puede dar una estrategia con la profundidad que tuvo el PAN de mediados de los 80?
Creo que no hay nadie que pueda hacer eso, creo que el PAN está sumido en un tema interno a tal punto que no está viendo lo de afuera. Y no está sumido para constituir este gran documento, esta gran estrategia, esta gran revaloración, este gran reencuentro consigo mismo. Creo que el PAN hoy necesita tres cosas clave, y no es refundar, es reencontarse. Tiene que reencontarse con sus militantes, con su estructura, con su espacio natural en el mapa político, con las personas, con sus valores y con México. En ese orden, porque si vas al reencuentro con México, pero no te has reencontrado con tus personas, no va a funcionar; si vas al reencuentro con tus valores, pero no con tus personas, no va a funcionar. Tiene que ser en ese orden, de lo contrario el PAN va a seguir en esta incapacidad de convertirse en ese dique opositor que va a hacer falta.
No hay esta concepción de la gravedad que puede tener el diseño del nuevo mapa político en México. En tanto el PAN no entienda su papel en ese nuevo mapa político, va a seguir sumido en una diatriba por ver quién es el sucesor y no por ver de qué manera te reestructuras, te reencuentras contigo mismo para ocupar tu lugar en el México del siglo XXI.
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