Trabajaba contra la poesía establecida, un gran preocupado del lenguaje y contra la industrialización de la poesía, lejos del lenguaje de la gente. Exceso de academia y estilo, y reintegrar las palabras del día a día en la poesía.
Su vida le permitió vivir muchas épocas filosóficas, y era un devoto del primer Wittgenstein, y le llevó a la cotidianeidad de la poesía.
Deconstruyó el lenguaje poético, porque la transformación de la realidad precisaba de una reconstrucción del lenguaje que nos permitía hablar de ella misma. Y en esto Péguy y Parra habrían estado totalmente de acuerdo.
Hoy Nicanor habría cumplido 104 años, como llegó a cumplir 103. Viviendo en la distancia, desconfiando de los reconocimientos y de cada aproximación que hacía la Academia a su persona.
Son 104 años que son mucho más que un siglo, porque se trata de los años de mayor aceleración en los cambios que ha vivido nuestro mundo.
Nació en un mundo donde la velocidad no existía, aún se batallaba a caballo, se escribían cartas que podían tardar semanas y donde el tiempo tenía otra consideración.