Rossana Stanchi, responsable de la ONG italiana AVSI, recorrió las zonas de Oaxaca que más resintieron los sismos del 2017. Platicamos con ella sobre lo que observó en los recorridos que hizo tras el sismo y en meses posteriores, así como sobre algunas cuestiones que vale la pena considerar para que la solidaridad se convierta en un hábito y no solamente una reacción momentánea que, aunque ayuda, no es suficiente para atender todas las necesidades que surgen ante un fenómeno natural de este tipo.
Hace un año tuviste la oportunidad de hacer un recorrido por las zonas devastadas por los sismos en Oaxaca. En esa ocasión, ¿qué fue lo que encontraste?, ¿qué necesidades había antes del desastre y después de él?
Tuve la posibilidad de estar en el Istmo tres días después del terremoto del 7 de septiembre. Lo que vi fue un pueblo asustado, paralizado por el miedo, por el dolor de desprenderse en muchos casos de una historia, de la historia de una vida. Me acuerdo de una señora que estuvo tres días sentada frente a su casa, la casa que había sido de sus abuelos, después de los papás, y que ya no podía habitar. Pasó tres días enfrente de la casa, llegaban los hijos, llegaban a visitarla casi como si fuera un velorio.
Me impactó mucho de esta primera visita, además, ver a un pueblo desamparado, un pueblo que no sabía a ciencia cierta a quién acudir para ser atendido, que tenía dificultad para vislumbrar el tamaño de las necesidades, pero entre el desorden y el caos, que en parte creo puede ser hasta natural a 48 horas de situaciones de ese tipo en una zona alejada del centro del estado. Después he visto, he estado cuatro veces entre septiembre y febrero, realidades distintas, por ejemplo un pueblo que ha retomado un ritmo de vida.
A un año de esta tragedia, ¿ha mejorado algo?, ¿qué sigue faltando?, ¿cuánto de lo destruido ha sido reconstruido?
¿Ha cambiado algo? Seguro. Es muy distinto de una ciudad a otra, de un pueblo a otro. Creo que uno de los más emblemáticos es Asunción Ixtaltepec, un pueblo que quedó destruido casi completamente por el sismo. Ahí se ve la diferenciación y la multiplicidad de las ayudas que han llegado, porque hay desde el Gobierno de Turquía a las ayudas del norte del país. Se ven las casitas de madera, los bloques de cemento que una blockera vende a los habitantes a cambio de bultos de cemento que pueden comprar con un costo más bajo.
Es decir, este pueblo es un poco el emblema de las distintas y muchas iniciativas de solidaridad que se han dado en el mundo para apoyar los eventos de septiembre del año pasado. Por otro lado también se ve cierto desorden, se ha intervenido como se ha podido, con los tiempos en que se ha podido. Mucho sigue faltando, por supuesto, por ejemplo escuelas.
La cuestión de las escuelas es todo un tema porque he visto varias comunidades religiosas que se han quedado sin casa o con la casa inhabitable y desde el tercer día después del terremoto se han preocupado para reconstruir los edificios escolares, las aulas de primaria, de secundaria, de preparatoria, o de acondicionar el espacio de una escuela en Matías Romero donde, con la adecuada seguridad para los niños han retomado, a 15 días de los eventos sísmicos, las clases en un patio. He visto también escuelas que ha sido necesario derrumbar por completo.
Ha habido un esfuerzo muy grande de muchas personas que han privilegiado el bien común sobre el interés propio, como en el caso de dar un servicio a la escuela, o dar la propia casa. Creo que uno de los problemas grandes es la falta de transparencia, la falta de confiabilidad, la falta de seguridad para quienes han vivido muchos problemas para acceder a los recursos. Estos son problemas que se dan en situaciones de este tamaño.
Por otro lado, hay que poner mucha atención porque añaden dolor al dolor de la población y necesidad a la necesidad, y sobre todo desconfianza en un momento que las personas están desamparadas y necesitan, más que nunca, de fortalezas institucionales, de apoyo, de saber a quién acudir.
¿Cómo ha apoyado AVSI en las zonas de desastre tras el sismo?
Una de las preocupaciones de AVSI en las situaciones de emergencia es ayudar a reanudar lo más pronto posible la normalidad cotidiana, sobre todo, cuando se puede, para los niños y jóvenes. Estamos convencidos que en situaciones de emergencia reconstruir espacios seguros donde se pueda desenvolver una vida cotidiana, como los espacios educativos, ayuda a la resiliencia.
En este caso hemos empezado una intervención de rehabilitación de salones escolares en un edificio histórico de una zona del Istmo que es el Colegio de Bachilleres de la comunidad de El Espinal. Hay varios que aportan en esa dirección, nosotros hemos recolectado fondos privados de trabajadores de todo el mundo, se ha recolectado dinero para poder demostrar cercanía a la población que aquí está viviendo y está en necesidad. Además de esta rehabilitación escolar también apuntamos con trabajo educativo de educación ambiental dirigido, principalmente a los jóvenes.
Estamos conscientes de que la región del Istmo tiene una riqueza única en biodiversidad, que es un patrimonio propio, que esta zona puede ofrecer al mundo. Cuando más los habitantes lo saben y lo pueden cuidar, tanto más cuidarán una riqueza que es para toda la comunidad. Entonces, como toda riqueza, si se comparte, se multiplica.
Los desastres naturales suelen generar mucho temor, que quizá tiene que ver con la incertidumbre existencial con la que afrontamos todo. ¿Cómo dar un nuevo significado a este tipo de eventos para no sucumbir ante la tragedia?
Yo tengo que decir que he visto mucha resiliencia en los habitantes de esta zona. Después del choque inicial he visto, aunque con todas las limitaciones por ser provincia y estar lejos del Centro, por ser zona con distintos problemas, he visto la disposición de volver a empezar, de un amor a la vida. Pueden ayudar mucho los medios de comunicación. En aquellos días me hicieron una entrevista y me llamó un periodista y me dijo: «entonces, ¿qué no hay nada nuevo?», «claro que hay algo nuevo, hubo otra réplica, pero todo estamos vivos, y esto es nuevo», le respondí. «Ah, sí bueno, pero esto no hace noticia», me contestó.
Para nosotros realmente ésta era la novedad, porque ver un pueblo donde con el 85 por ciento destruido y con 13 muertos, esto es una novedad, porque los muertos hubieran podido ser todo el pueblo. En este sentido, construir tiene un aspecto diario que casi casi es rutinario y no hace noticia, pero creo que los medios de comunicación pueden apoyar mucho también en esta capacidad de resiliencia, en esta esperanza de las personas, dado a conocer historias y dando a conocer muchos ejemplos positivos de cosas que pasan.
Los sismos también son ocasión para la solidaridad, pero esta suele decaer después de la tragedia. ¿Qué es lo que hace falta para mantenerla en el tiempo y contribuir de modo eficaz a la generación de un mundo más humano?
Yo creo que lo que hace falta es la educación de lo humano y también la educación al gusto por el trabajo, porque todas las cosas bellas, de valor, están hechas de un día a día que es normal, que poco tiene de heroico, poco tiene de extraordinario. Es obvio que la tragedia nos deja a todos sin palabras, nos deja a todos impactados, que en poco segundo pueda destruirse el fruto del trabajo de años, que puedan destruirse vidas, esto yo veo que causa un impacto sobre todos, y esto explica que también la generosidad, la solidaridad y la cooperación en lo inmediato sea tan viva, como se ha podido ver en la Ciudad de México, además porque responde a una necesidad real, en lo inmediato, hay necesidades que son inmediatas, urgentes, que no pueden esperar.
En esto se ha visto una enorme solidaridad en el pueblo mexicano y una enorme capacidad de coordinarse, cosa que creo era difícil imaginarse antes, pero para reconstruir es indispensable la duración en el tiempo y esto debe ser entrenado, no es algo espontáneo, porque todas las cosas de la naturaleza, de manera espontánea crecen y decaen, entonces para que puedan crecer y fortalecerse es necesario un ejercicio, es necesario un aprendizaje, es necesario un acompañamiento, es necesario un entrenamiento y eso puede darse solamente a través de los procesos educativos y de los medios de información, retomar ciertos temas, no solo como recuerdo, sino qué ha pasado este año.
Retomar eventos a una distancia de tiempo permite retomarlos con una perspectiva y con una profundidad distinta, y esto ayuda, es un aspecto que educa a lo humano.Se ha visto mucha ayuda en lo inmediato, pero ha habido instituciones, empresa, el mundo privado que por su misión misma no intervienen en lo inmediato sino con proyectos distintos, con proyectos concertados con la comunidad, con proyectos a mediano y largo plazo y eso a veces se les critica a esas instancias porque parece que no hacen nada en lo inmediato, pero es fundamental la intervención tanto en la emergencia como a mediano y largo plazo, porque la construcción nunca se da solamente en el tiempo.
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