El tema de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM) es importante por las implicaciones que puede tener en nuestra economía, tan mermada ya. De hecho, ya se han prendido ya las alertas en calificadoras internacionales y los inversionistas, como señala el periódico Reforma.
Creo que viralizar la denuncia frente a un gobierno que no entra en funciones pero que paradójicamente ya gobierna es muy importante en esta época de las «benditas redes sociales», como las llamó Andrés Manuel López Obrador tras ganar la elección.
El contrapeso ciudadano tiene que pasar forzosamente por la crítica de quienes no votamos por él para alertar a sus adeptos, que son mayoría, de los riesgos de las decisiones que se están tomando en este momento y que pueden tener implicaciones negativas en quienes no somos empresarios ni tenemos participaciones en cualquiera de los proyectos aeroportuarios que se discuten.
Además hay que decir que el tema del aeropuerto está funcionando como una «caja china», ya que se han dejado de abordar otros problemas en los que sí son necesarias las consultas, como la violencia que desborda a México. Por cierto, es una pena que se hayan cancelado algunos de los foros sobre la pacificación que justamente eran un espacio donde se podía decir mucho sobre cómo enfrentar la violencia.
Es un bien para todos el disenso, especialmente cuando uno empieza a percibir un tufo autoritario y demagógico en la próxima administración. Hay que entender que la crítica no debe tener como finalidad enfrentarnos, sino que es justamente un derecho que debemos reivindicar cuando vemos a nuestro alrededor la devoción cuasireligiosa a un caudillo que parece sacado de la más rancia tradición priista. Ahí están Trump, Bolsonaro y Maduro para confirmarlo en otros contextos (vale la pena leer de nuevo el artículo «¿Por qué puede volver a ganar Trump» y la entrevista «Marinellys Tremamunno: la crisis en Venezuela«).
Hace poco, mientras hablaba con un connotado intelectual mexicano que participó en el Partido Comunista Mexicano, surgió la pregunta sobre por qué López Obrador se afilió al PRI tras la matanza de Tlatelolco en 1968. ¡Pues justamente se alineó con la «mafia del poder» de aquélla época! ¡estaba en el PRI!, y en la conmemoración de octubre pasado se agandalló el fruto de un movimiento al cual ni siquiera perteneció.
Señalar las inconsistencias en el ámbito político, sobre todo lo concerniente a la manipulación de la legalidad, tiene ya un valor educativo porque sirve para abrazar mejor la realidad, es decir, nos ayuda a relacionarnos adecuadamente con ella.
No hay que olvidar que los totalitarismos solamente tienen en cuenta sus propias leyes y siempre crecen al amparo de una base social fuerte.
LAS MEDITACIONES DE TESEO
«El líder totalitario no es nada más ni nada menos que el funcionario de las masas (…) sin él las masas carecerían de representación externa y seguirían siendo una horda amorfa; sin las masas el líder es una entidad inexistente. Hitler que era completamente consciente de esta interdependencia, la expresó una vez en un discurso dirigido a las SA (Sturmabteilung o Camisas Pardas, una organización paramilitar nazi que después fue asumida en por la Schutzstaffel, mejor conocida como SS): «Todo lo que sois me lo debéis a mí; todo lo que soy sólo a ustedes lo debo»».
Hannah Arendt
Un artículo muy tendencioso y francamente mentiroso. Para muestra falta un botón. La anécdota del supuesto amigo “fundador del Partido Comunista” y que AMLO estaba “alineado con el poder”. Si hubiera checado la fecha de nacimiento de AMLO hubiese notado que en el 69, tenía solo 15 años. El ahora Presidente electo era solo un puberto en una secundaria de Villa hermosa, Tabasco no alineado con nada debido a su corta edad.
Me gustaMe gusta