
…Porque Jesucristo se hizo nuestro hermano carnal
Porque pronunció temporal y carnalmente las palabras eternas…
Se nos ha dado a nosotros débiles,
Depende de nosotros, débiles y carnales,
El hacer vivir y alimentar y conservar vivas en el tiempo
Esas palabras pronunciadas en el tiempo…
Se nos ha otorgado ese privilegio,
Ese privilegio increíble, exorbitante,
De conservar vivas las palabras de vida,
De alimentar con nuestra sangre, con nuestra carne, con nuestro corazón
Esas palabras que sin nosotros caerían descarnadas…
Nosotros que no somos nada, que pasamos en la tierra unos años de nada,
Unos pobres miserables…
Nos corresponde, de nosotros depende asegurar a las palabras Una
perpetuidad eterna, una perpetuidad carnal,
Una perpetuidad alimentada de carne, de grasa y de sangre.
Charles Péguy
“El pórtico del misterio de la segunda virtud”. (78-80 EE).