Pascua, una fecha en disputa

En un momento en el que la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa tratan de encontrar caminos comunes para la reconciliación, es importante estudiar los puentes que pueden construirse entre las distancias que nos separan. El objetivo del presente artículo es describir la fiesta de la Pascua desde su origen hebreo y particularmente desarrollar la controversia pascual que gira en torno en el cuando se debe celebrar. Es importante conocer los argumentos por los cuales se manifiestan las distintas posturas para comprender las distancias actuales en la celebración de la Pascua, de igual forma, la comprensión de la Pascua en cuanto su origen histórico y su celebración en la Iglesia primitiva permite una mayor penetración de la visión eclesial contemporánea.

La Pascua hebrea

La Pascua1 es junto con la fiesta de Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos una de las tres fiestas anuales del Pueblo Judío. Es la fiesta que concede unidad al Pueblo Hebreo y conmemora la liberación de Israel de manos de Egipto. El origen etimológico de la Pascua hace referencia al paso del cordero de Yahvé en la noche que fueron muertos los primogénitos del pueblo captor; los israelitas se reunieron a cenar un cordero y con la sangre de la víctima se rociaron las puertas de las casas y se respetaron. La Pascua se celebró por primera vez en la noche que la última plaga doblegó al faraón permitiéndole salir al Pueblo de su caución caminando bajo el liderazgo de Moisés hacia el Sinaí, consumando su independencia y su libertad (Ex 12, 1-14; 21-28; 43-49.).

La fiesta de la pascua estuvo unida siempre a la fiesta de los ácimos; «mașșôth». En la cena pascual se prohíbe cualquier pan fermentado.

  1. El libro del Éxodo ordena en el capítulo 12 la institución de ambas fiestas y explica sus particularidades. Para el atardecer del día 14 del primer mes, llamado más tarde por influjo babilónico «nisán» se establecía la inmolación del cordero que había sido elegido desde el día 10. En el mes de «abib» fue cuando se dio el Éxodo. El cordero, o en su falta un cabrito, debía ser perfecto sin defecto, debía asarse a fuego íntegramente e inmediatamente consumirlo completo; acompañado por ácimos y hierbas amargas; no podía rompérsele un sólo hueso: si algún israelita no celebra la Pascua; incurre en una segregación; será borrado de su pueblo (Nm 9, 13).

La comunidad de Qumrán también celebraba la Pascua, aunque está ligado indisolublemente a su calendario puesto que variaba conforme al calendario y ritos de los fariseos como señala Herbert Haag:

En los fragmentos de un calendario festivo que se encontró en la cuarta cueva de Qumrán, se menciona asimismo la pascua. De ahí podemos concluir que ésta se celebraba en Qumrán. Pero no podía serlo según el mismo rito que se usaba en el judaísmo farisaico. Porque entonces era obligatoria la inmolación del cordero pascual en el templo. Sin embargo, las gentes de Qumrán prohibían todo contacto directo con el templo2.

En tiempos de Jesús, se celebraba la cena pascual con un rito determinado en el que el padre de familia después de haber pronunciado la bendición sobre el vino, lo probaba y lo pasaba a los otros; luego lo bebían todos. Se distribuía el pan ácimo y tomándolo con los dedos cada uno lo empapaba en un plato común que tenía una cocción de miel en ocasiones con algún añadido de almendra; el «haroset». Se pasaba una segunda copa. Después de un discurso sobre los beneficios de Dios en el que se mencionaba la liberación de Egipto servía el cordero pascual que comían con el ácimo y las hierbas amargas. Con eso se terminaba propiamente la cena. El padre tomaba un poco de pan3; lo partía y lo distribuía. Luego se servía una tercera copa.

La Controversia Pascual de los Cristianos

La Pascua como ha quedado explicada, es la Fiesta por excelencia del Pueblo Judío. Jesús mismo la ha celebrado y ha tomado un resignificado muy especial. Para los Cristianos, Jesús es el Cordero que se inmola por la humanidad; su Pasión, Muerte y Resurrección constituyen el Misterio Pascual del Cristo; por tanto la comunidad cristiana celebra la Pascua desde esta óptica nueva.

Referir la controversia Pascual, es referir el problema de cuando debe celebrarse el acontecimiento Pascual de Cristo.

Primera Fase

La primera fase de la controversia pascual4, trata sobre la legalidad de celebrarla en un día de la Semana. Eusebio de Cesarea en su Historia eclesiástica:

Por este tiempo suscitóse una cuestión bastante grave, por cierto, porque las iglesias de toda Asia, apoyándose en una tradición muy antigua, pensaban que era preciso guardar el decimocuarto día de la luna para la fiesta de la Pascua del Salvador, día en que se mandaba a los judíos sacrificar el cordero y en que era necesario a toda costa, cayera en el día en que cayese de la semana poner fin a los ayunos, siendo así que las iglesias de todo el resto del orbe no tenían por costumbre realizarlo de este modo, sino que, por una tradición apostólica, guardaban la costumbre que ha prevalecido incluso hasta hoy: que no está bien terminar los ayunos en otro día que en el de la resurrección de nuestro Salvador5.

Ante esta circunstancia cuenta Eusebio que se celebraron reuniones y sínodos sobre el problema y se redactó un decreto eclesiástico en el que se afirma que el Misterio de la Resurrección del Señor no debía celebrarse en ningún otro día que no fuera el domingo y con ello se cerraba el ayuno en ese día solemne. Estas palabras en realidad, son casi todo lo que tenemos hasta nuestros días sobre la primera etapa de la controversia Pascual.

En la misma obra, se manifiesta que Ireneo en tiempos del Papa San Sixto I6 la práctica de la Pascua tenía esta diversidad en su forma de celebrarse. Ireneo afirma que San Policarpo, asiático también, celebraba la Pascua conforme la visión judía del día catorce del primer mes; sostenían que esta tradición provenía de una tradición del apóstol San Juan.

El día de la celebración, desde la visión judía, es variante de acuerdo al calendario lunar, y la afirmación de las Iglesias de Asia es justamente mantener este día como el día de la Resurrección. Sin embargo, los cristianos de Roma y occidente, sostienen la urgencia de celebrarlo el Domingo, día después del sábado, y día de la Resurrección por excelencia. Quienes celebraban conforme a los conteos judíos eran llamados cuartodecimanos o terountes que quiere decir observantes. En tiempos del Papa Víctor se aplicaron fuertes medidas para disuadirlos. Hipólito de Roma en los libros VIII y XVIII -atribuidos en un inicio a Orígenes- los considera como un grupo pequeño de disidentes obstinados en su error.

Segunda Fase

La segunda fase de la controversia gira en torno al Concilio de Nicea en año 325. No ha llegado hasta nuestros días el decreto del concilio en el que el Festival de pascua se celebraría siempre en domingo y que no tendría relación con el calendario lunar. No obstante, nuevamente Eusebio de Cesarea nos brinda un documento importante en su obra Vida de Constantino:

En esta reunión se discutió el asunto concerniente al muy santo día de la Pascua, y se resolvió por el juicio unánime de todos los presentes que la fiesta debe celebrase por todos y en cada lugar en uno y el mismo día. Y primero que todo parece una cosa indigna que en la celebración de los judíos que impíamente se mancharon las manos con un enorme pecado (…) pues hemos recibido de Nuestro Salvador un modo diferente (…) Y yo personalmente me he comprometido a que esta decisión debe tener la aprobación de sus Sagacidades con la esperanza de que sus Sabidurías admitan gustosamente que la práctica que se observa en la ciudad de Roma y en África, a través de Italia y Egipto (…) con completa unidad de juicio7

No obstante lo dicho, la Iglesia de Antioquía celebraba la Pascua conforme el calendario judío. En Siria siempre se celebraba en domingo, según los judíos celebraban su Pascua. Alejandría al igual que el resto del mundo romano, calculaban su fecha sin prestar atención al calendario lunar judío. La fecha de la Pascua entre Alejandría y Antioquía no siempre coincidía, puesto que los judíos colocaban meses embolismales, es decir años de trece lunaciones, esto puesto de manera arbitraria antes del primer mes de la primavera, es decir de Nisán, esto provocaba que los judíos algunas veces celebraban dos Pascuas el mismo año. Esta situación generaba que los cristianos de Antioquía y en general los cuartodecimanos fueran considerados negligentes por los católicos romanos.

En el año 314, en el Concilio de Arles se estableció que en el futuro la Pascua debía celebrarse uno die et uno tempore per omnem orbem por lo que el Papa debía enviar cartas a todas las Iglesias.

La decisión de Nicea no removió las dificultades ni genero la unidad que debía. Pero logró sumar a las comunidades sirias.

Roma adquirió después del ciclo de ciento doce años de San Hipólito, ciclos de ochenta y cuatro años, pero tampoco tuvo resultados adecuados. Alejandría se adhirió al más preciso ciclo de diecinueve años de Meton. Alejandría y Roma, llevaban cálculos divergentes hasta llevar a la unidad por medio de un decreto de autoridad eclesiástica.

La tercera fase

En tiempos del Papa San Gregorio I, Magno, se enviaron misiones romanos a Inglaterra y se encontraron con que los cristianos británicos, herederos de la ocupación romana, todavía computaban los ciclos con un calendario que incluso Roma ya había desechado y no es preciso determinar con exactitud, incluso hoy, los ciclos que contaban. Esta diferencia y la forma de la tonsura fue una distancia que se mantuvo entre los cristianos británicos y los misioneros romanos; unos apelaban a la herencia de San Juan, y otros a la de San Pedro. Sin embargo el Obispo Wilfrido y el ejemplo del rey Oswy se adopto el sistema romano, aunque no de inmediato en Irlanda y en algunas partes del Norte8.

Conclusiones

La herencia de tradiciones del Pueblo de Israel, sin duda es notoria en muchos momentos y circunstancias, este es uno de ellos, sin embargo, el desarrollo de la controversia pascual no es un tema nimio o vacuo puesto que incluso hoy es una de las causas de distancia entre la Iglesia Ortodoxa y la Católica Romana. Valdrá el esfuerzo de entender el punto de origen de esta controversia también para descubrir que el Misterio Pascual de Cristo está más allá de la temporalidad de su fiesta. Cristo ha Resucitado y eso transforma nuestra realidad y es el origen mismo de nuestra Iglesia. Conocer el desarrollo de los puntos de conflicto también permite plantear soluciones en perspectiva de unidad.

Las medidas tomadas para los conteos, constituyen una medida más bien disciplinar y no astronómicas. Actualmente el acuerdo sobre la fiesta de Pascua cuenta el equinoccio y los días subsecuentes. El Domingo de Pascua es el primer domingo que ocurre después de la primera luna lena (o más precisamente, después del décimo cuarto día de la luna) siguiente al 21 de marzo. Como resultado, el día de Pascua más temprano posible ocurrirá el 22 de marzo, y el más tardío, el 25 de abril.

Bibliografía.

Eusebio de Cesarea, Trad. M. Gurruchaga, Vida de Constantino, Gredos, Madrid, 1994

___ , Historia Eclesiástica, TI, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1973.

H. Thurston, The Easter Controversy, The Catholic Encyclopedia, Vol.5, Appleton Company, New York, 1909;(25 de octubre de 2016). en http://www.newadvent.org/cathen/05228a.html

Morán, Ensayos sobre el Origen, Doctrinas y Disciplina de la Iglesia Irlandesa Primitiva, Dublin Press, Dublin, 1864.

E. Spadafora, Diccionario Bíblico, Editorial Litúrgica Española, Barcelona, 1959

1Cfr. E. Spadafora,Pascua, Diccionario Bíblico, Editorial Litúrgica Española, Barcelona, 1959. Pág.448-449.

2H. Haag, De la Antigua a la Nueva Pascua; Historia y Teología de la Fiesta Pascual, Sígueme, Salamanca, 1980. Pág.137

3De acuerdo Spadafora éste fue el momento en que Jesús convirtió el pan en su carne y posteriormente el vino en su sangre.

4Cfr. H. Thurston, The Easter Controversy, The Catholic Encyclopedia, Vol.5, Appleton Company, New York, 1909; consultado en (http://www.newadvent.org/cathen/05228a.html) el 25 de octubre de 2016.

5Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, TI, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1973. pág. 330.

6120 d.C.

7Eusebio de Cesarea, Trad. M. Gurruchaga, Vida de Constantino, Gredos, Madrid, 1994. III, XVIII s.s.

8Cfr. Morán, Ensayos sobre el Origen, Doctrinas y Disciplina de la Iglesia Irlandesa Primitiva, Dublin Press, Dublin, 1864.


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