«Todo había ido bien. Hasta el día en que comenzó su misión. Era querido por todo el mundo. Todos le amaban. Hasta el día en que comenzó su misión. […] Entonces el mundo comenzó a estimar que era demasiado grande. Y comenzó a crearle molestias. […] Es posible que todas aquellas personas no fuesen malas. En el fondo no lo eran. Daban cumplimiento a las Escrituras. […] Todo el mundo estaba contra él. Todo el mundo quería su muerte. […] Pero, ¿qué le había hecho él a todo el mundo? Voy a decíroslo: Él había salvado al mundo».
Charles Péguy, El misterio de la caridad de Juana de Arco