Una mujer estaba agonizando. De pronto tuvo la sensación que era llevada al cielo y presentada ante el Tribunal.
-¿Quién eres? -dijo una Voz.
-Soy la mujer del alcalde -respondió ella.
-Te he preguntado quién eres, no con quién estás casada.
-Soy la madre de cuatro hijos.
-Te he preguntado quién eres, no cuántos hijos tienes.
-Soy una maestra de escuela.
-Te he preguntado quién eres, no cuál es tu profesión.
Y así sucesivamente. Respondiera lo que respondiera, no parecía dar una respuesta satisfactoria a la pregunta ¿quién eres?
-Soy una cristiana.
-No he preguntado cuál es tu religión, sino ¿quién eres?
No consiguió pasar el examen y fue enviada nuevamente a la tierra. Cuando se recuperó de su enfermedad, tomó la determinación de averiguar quién era. Y todo fue diferente.
Anthony de Mello