El kintsugi es la práctica japonesa de reparar fracturas de cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las cicatrices embellecen el objeto y le dan una segunda vida.
Esta mirada es opuesta a la manera occidental de ver la fractura. En lugar de que un objeto roto deje de servir y se deseche, su función se transforma en otra, y metafóricamente, la rotura pasa de ser un trazo de oscuridad a ser una ventana de luz .
Reparando los objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se embellece.
El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada, sino que es aún más fuerte que la original. Los defectos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. La prueba de la fragilidad de estos objetos y de su capacidad de recuperarse los hace preciosos.
Así también, cuando la enfermedad o la discapacidad irrumpe en la vida de una persona, “haciendo añicos” la salud, las capacidades, los proyectos y el sentido de la vida, ahora vulnerable y dependiente, se puede mediante el cuidado, ayudar a reparar esa “rotura” que se ha producido en la persona, no sólo físicamente, sino en lo más profundo de su “ser”.
Cuando la vida se “rompe” y se “estrecha”, podemos procurar ensancharla, dotando el cuidado de sentido. Haciendo que las personas que estén en una situación de gran dependencia y grandes necesidades de apoyo puedan sentir que sus vidas tienen sentido en sí mismas, y para los demás.
¿Cómo podemos ayudar (cuidar, acompañar, facilitar…) a las personas con grandes necesidades de apoyo sin maltratar esa fragilidad, inherente a su situación, a que sientan que sus vidas tienen un sentido en esa realidad?
Dotando de sentido su cuidado: el trato, las actitudes, las prácticas, metodologías, intervenciones, entorno…TODO. Y así, como una frágil pieza de cerámica, poder ser “reparada” a través de un cuidado personal y significativo.