«Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar«.
Miguel de Unamuno
Acojamos este Misterio con el respeto y el recogimiento que se merece, sin distracciones. Pues la Navidad es ésto (nada menos que ésto), que «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
Dios se hizo niño para que le pudiéramos conocer, para compartir nuestra humanidad. Se hizo pequeño para compartir nuestra fragilidad. Se hizo vida para darnos Vida en plenitud.
¡Feliz Natividad!