Tú, el eterno desconocido
Logos, silencio… existes.
Revelación, misterio… luz.
¿Quién ha ahondado tu misterio?
¿Quién no desespera ante tu maravilla?
El frío cobijó tu nacimiento,
la estrella muda decidió hablar con su luz.
Paradojas te envuelven:
Que la carne ahora es divina;
que lo divino tocó hasta la carne de la cruz.
Eres Verbo, león y Siervo.
Esperaban al caudillo,
una espada de doble filo
que pintara la tierra de carmesí,
pero tenemos un chiquillo
con palabra que asombro a doctores,
que comía entre cuestionados y pecadores,
y para ellos,
en el jardín de los dolores,
ofreció su sí.
entonces, ¿quién te conoce, Señor de los amores?
Dulce Adonai,
Tabernáculo de mi deseo,
manjar que se consume,
corazón donde hambre no hay.
23.12.19/Ain Karem
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