Odae librorum

Poseer un libro es como tener un sagrario; también es como tener un recipiente donde las verdades y la sabiduría pura se puede beber y en donde se encarna el Misterio y en donde se eterniza.

Quien posee uno recuerde que tiene a su alcance el elixir para inmortalizarse ante la muerte y el consuelo para vivificarse durante la vida. Con todo, hace de sí mismo un ostentorio desde donde en cualquier parte se vislumbra el principio constitutivo de todas las cosas y el motivo primero por el cual el hombre es hombre.

¡Dichoso quien en ello encuentra dicha, pues nunca se verá enochesido ni solitario ni perdido!

Contenidos en ellos están los mapas más antiguos y la pureza de la razón escrita en papiros misteriosos: son como los frutos buenos del Edén que todo hombre debe comer, no para su muerte sino para su victoria y su pleno goce pues, escondido está el Todo el cual, se ausenta en nada.

Pocos viven bajo sus signos, descubriendo sus enseñanzas y vislumbrando sus maravillas. Pocos se atreven a divisar la epifanía que provoca: ¡motivo de alegría para tantos!

Otros dicen que sus hojas están muertas, que son cortezas vacías, pero yo digo que son cofres, vasijas, pilares y abismos en los que el hombre se hace hombre y los dioses hayan su ser de ser dioses.

¡Benditos sagrarios! Pero más benditos quienes se encuentran y se dejan encontrar por ellos, ¡benditos!

23/04/20
#Díadellibro

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