
Hemos robado, hurtado lo que no es nuestro. Secuestramos egoístamente:
- El valor e importancia del ahorro del dinero
- El estatuto de “buena educación” de la paciencia.
- La universalidad de la simbología del arcoíris que ha sido reducido a un sector de la sociedad.
- El papel protagónico del pueblo en las iglesias.
- La modestia y espontaneidad de los sacerdotes en las celebraciones.
- El valor y derechos de los animales sin necesidad de “animalístas”
- El escenario a las casas para encontrar a Dios.
- La importancia y necesariedad de la “empatía” reduciéndolo a concepto exclusivo de los psicólogos.
- La tolerancia como medida para evaluar nuestra madurez.
- La pertenencia y señorío sobre nuestras vidas a Dios
Urge devolver a sus propietarios lo que no nos pertenece.