Siempre ha sido el silencio
mi mayor consejero,
lo reconozco:
junto a él he nacido
y, aún después de cada batalla
en que vislumbraba
el triunfo en la lejanía,
me he levantado.
No me atrevía a hacer nada
más que callar
o, mejor dicho,
silenciarme.
Entonces todo callaba,
guardecía lo mío,
transfiguraba,
y un solo latido,
aquí, en mi pecho,
habitaba,
me asustaba,
escapaba
hasta que comprendí
el susurro sigiloso
que me en mí vivía.
Yo era en silencio
y el Silencio me socorría.
02/05/20