Papá se puso a escribirles cartas

Queridos hijos:

En mi época juvenil vi una película llamada “My life” en la que el protagonista, un hombre con una enfermedad incurable, comenzaba a grabar videos para su hijo por nacer ya que no lograría estar con él durante su crecimiento. En los videos, el personaje que interpretó Michael Keaton, le contaba a su hijo sus convicciones y creencias, tratando así de dejarle una especie de herencia moral.

Esta tradición es conocida entre los filósofos. Uno de los más grandes griegos, Aristóteles (384–322 a.C.), escribió también una serie de textos que se supone iban dirigidos a su hijo Nicómaco y de un modo más reciente también lo hizo el filósofo español Fernando Savater con su hijo Amador.

Ahora que ustedes pasan de la niñez a la juventud he estado pensando también en dejarles a ustedes un pequeño testamento, pero más que moral quisiera llamarlo existencial. La moral, nos enseña la filosofía, tiene que ver con la forma en que vivimos la vida y con los valores que nos sostienen en la cotidianidad, y con la ética, que son los códigos de conducta que nos damos los seres humanos.

Cuando hablo de un testamento existencial, quiero enfatizar que lo que me interesa, más que compartir reglas o códigos de comportamiento, es decirles lo que me ha hecho vibrar como ser humano en la vida en mi singular existencia, y por qué les recomiendo que pongan atención a ello. Sí, quizá no me ahorre algún consejo, pero eso lo quiero poner en un segundo término. Además tengo el pretexto perfecto de darles consejos, ya que soy su padre.

Para vivir, es cierto, no hay instructivo, ni los padres tenemos un manual para enseñar a los hijos cómo sacarle el jugo a esto que llamamos vida. Sin embargo, cualquier padre con un mínimo de afecto por su hijos tiende a interesarse por ellos, por sus vidas, a veces de formas que los hijos no comprenden y muchas veces ignoran.

Testamento es una palabra que solemos relacionar con herencia sobre todo de bienes materiales. Pero esta palabra tiene en su etimología la palabra testimonio, el testimonio de la mente, de la memoria. Así, el testimonio tiene que ver con la comunicación de las cosas que, por ejemplo en mi caso, considero de más valor a partir de lo que he visto y sentido.

He decidido poner por escrito y de forma pública estas “cartas” para que estén disponibles para ustedes a través del tiempo y, aprovechando las ventajas que nos rinda la tecnología, para otros que puedan hallar una ayuda en ellas.

Espero que me tengan la paciencia para seguir el recorrido que pienso proponerles. Aunque intentaré ser lo más directo posible, también les pido que hagan un esfuerzo por comprender algunas cosas que quizá les sean más extrañas.

Sea esta, pues, la primera carta de una serie que espero crezca con el tiempo.

Con cariño, su papá.

VV.

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