Pródigo…

Añoro volver a mí. Añoro estar conmigo. Tengo frío, palidezco, casi no puedo andar. Temerario, he salido del hogar me he aventurado, vago, donde sin refugio no me puedo abrigar. Casi muero: demasiado andar y sin alimento; no hago nada, sino el alma enflacar. Pero volveré y espero allí, dentro, a mi Padre encontrar: a ese que habita en lo profundo del Mar. Perdón. Padre. … Continúa leyendo Pródigo…

Cuando se quemó el mar…

¡Ayuda, el mar se quema! y ahora, ¿cómo lo podremos apagar? Hace un momento asomé por mi ventana y no pude creer aquello frente mío: el mar se quemaba o, al menos, eso parecía. Todo era tan rojo, rojo fuego; el cielo era de colores tan vivos que aquello perecía en sí mismo. Por eso grité enseguida: ¡el mar se quema! ¿Cómo podré remediarlo? ¿Valdrá … Continúa leyendo Cuando se quemó el mar…

¿Quién eres tú?

¿Quién eres tú que me habla de noche? Susurros que se me confunden con los gritos de mis sombras. Tú, eterno innombrable, soplo antes del caos, fuente inagotable, árbol siempre verde, causa de mis dolores. Puedo preguntar a la noche y permanecería callada. Estoy destinado a ser eterna pregunta y tú, eterno misterio. ¿quién te conoce? Tengo la boca rota, el aliento seco desmayado en … Continúa leyendo ¿Quién eres tú?

Anochecer ontológico

La noche, noche perfumada y estrellada, llama a todo hombre que inquieto vaga sin saber, sin rumbo sin saber por dónde dejar su vida, pero son pocos los que resultan escuchar sus voces y disfrutar de su melodía. La noche amante a la noche llama, noche que anochece el interior de todo hombre. Pobre hombre no anochecido, sin estrellas, que guíen su firmamento sin luces, … Continúa leyendo Anochecer ontológico

Combate

Vivo una guerra más sangrienta que la de Troya, que la cristiana o la de hace décadas. Vivo una guerra un «combate», romantizado que peleo a diario desde que sale el sol. Vivo una guerra fría, helada, que cala en los huesos y en los soportes del alma. Vivo una guerra que llena de espanto, si mirar se pudiera, hasta el mal la temiera. Vivo … Continúa leyendo Combate

Pregonero

Ser fraile es contemplar las piedras: es escuchar su ruido y su cantar, hablar con ellas y escuchar eternidad, pues sostienen los pies de quien habla de paz; cálices de sangre, contra toda maldad. Es cuando las piedras quedan, bañadas en eternidad. ¡Oh piedras benditas! testigos de paz si tan solo tuviéramos cuidado de no lastimarlas al andar. Ser fraile es cantar en el andar … Continúa leyendo Pregonero