
Nadie abandona su hogar a menos que sea la boca de un tiburón.
Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón. Solo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace. Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas. El niño con el que fuiste a la escuela, que te besó hasta el vértigo detrás de la fábrica, sostiene un arma más … Continúa leyendo Nadie abandona su hogar a menos que sea la boca de un tiburón.